Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración; al principio, admirados por los fenómenos sorprendentes más comunes; luego, avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la luna y los relativos al sol y a las estrellas, y la generación del universo. Pero el que se plantea un problema o se admira reconoce su ignorancia (por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos maravillosos.) De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vistas del conocimiento, y no por utilidad alguna. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida.
Aristóteles
Metafísica
Todos los hombres aman [buscan] naturalmente el saber: prueba de ello es el placer que les producen las sensaciones, las que aman independientemente de cualquier provecho, sobre todo, las sensaciones visuales. Se puede decir, en efecto, que más que ninguna otra cosa, deseamos ver y no sólo para actuar, sino incluso cuando no nos proponemos acción alguna. Esto se explica porque la vista, entre todos los sentidos, es la que, presentandonos el mayor número de diferencias en las cosas nos hace conocerlas mejor. Los animales están provistos por naturaleza de sensaciones, pero sólo en algunos, de las sensaciones forman la memoria. Y es por eso que algunos son más sagaces y capacitados para aprender que aquellos que no pueden recordar... Pero, mientras los otros animales (fuera del hombre) viven de imágenes y algunos también de recuerdos, pero la experiencia la conocen apenas, los hombres, en cambio, viven con arte y con razonamiento. En los hombres, de la memoria se forma la experiencia, ya que muchos recuerdos de un mismo objeto constituyen, juntos, el valor de una experiencia... Y la experiencia produjo el arte, como dice Polos, y la inexperiencia, el azar. Pues, en efecto, nace el arte cuando de muchas reflexiones sobre la experiencia su forma un juicio general y único en torno a los casos semejentes. Reconocer que a Calias, postrado por una determinada enfermedad, hizo bien un determinado remedio, y también a Sócrates, y también a muchos otros individuos, es algo que concierne a la experiencia; pero, juzgar que para todos los casos similares, reducidos a una sola especie... resulta útil un remedio determinado, esto es, algo que concierne al arte (tejne). Ahora bien, en cuanto al hecho práctico, no parece haber ninguna diferencia entre arte y experiencia: incluso vemos a los meramente empíricos acertar mejor que aquellos que posean la teoría (arte) sin la experiencia.Y esto es asi porque la experiencia es un conocimiento de casos particulares, el arte, en cambio, es conocimiento de los universales (lo común a muchos) y la acción y la producción tienen que ver siempre con casos particulares: el médico no mejora al hombre (en general), sino por accidente: mejora a Calias o a Sócrates o a otro cualquiera que sea hombre. Así, quien posee la teoría, sin la experiencia, incluso si conoce lo universal (lo común a muchos) e ignora lo particular, se equivocará muchas veces en la curación; puesto que el que está enfermo es un individuo. Sin embergo... nosotros [Aristóteles] juzgamos a los hombre de arte más sabios que a los empíricos, pues, los unos conocen las causas, los otros no. En efecto, estos saben el qué de las cosas, no el por qué.
Es un signo del saber en general poder enseñar a los otros; y es por esto que juzgamos que es ciencia más bien el arte que la experiencia, ya que aquella, quien la posee, la puede enseñar, ésta no...
Es verosímil que uno, primero que los otros, elevándose por sobre las sensaciones descubriera algun arte y fuese admirado por los hombres no sólo por la utilidad de su descubrimiento, sino por su saber y su superioridad; y cuando las artes llegaron a ser muchas, unas dirigidas a las necesidades, otras a las comodidades del vivir, los creadores de estas últimas fueron considerados todavía más sabios, ya que su ciencia no concernía a la mera necesidad... luego se pasó al descubrimiento de ciancias que no se encaminaban ni al placer ni a las necesidades de la vida; y aparecieron antes en aquellos lugares donde los hombres estaban libres de preocupaciones. Así las matemáticas surgieron primero en Egipto, puesto que allí tal libertad era propia de las castas sacerdotales.
[...] (Por último) Todos concuerdan en que la sabiduría, propiamente dicha, concierne a las primeras causas y primeros principios. Y si, como se dijo, el empírico parece más sabio del que tiene de los entes puras sensaciones; y más sabio que el empírico parece el que posee el arte -y el técnico más que el artesano- ¡cuánto no será superior la ciencia puramente especulativa a la que tiene por fin la producción!
Aristóteles